Si la primera fecha de los cuartos de final de la UEFA Champions League dejó casi encarrillado el pase a semifinales del Manchester City y el Inter de Milán, por sus triunfos por 3-0 y 0-2 ante el Bayern de Múnich alemán y el Benfica portugués, respectivamente, en la segunda no hubo tan marcada diferencia y habrá que esperar a los partidos de vuelta para saber si avanzan Real Madrid o Chelsea, o Milán AC y Nápoles.
El Real Madrid jugó un gran partido, pero solo pudo anotar en dos ocasiones, ante un rival que se defendió muy bien. Incluso el Chelsea, durante casi 30 minutos, tuvo un jugador menos sobre la cancha, y aún así controló las acciones del rival para dejar abierta la posibilidad de clasificación para la vuelta, que se jugará en Stamford Bridge, el campo del club del norte de Londres.
El Milán AC, por su parte, dejó en blanco por segunda vez consecutiva al peligroso Nápoles, pero solo pudo sacar una ventaja mínima (1-0), lo cual deja abierta la eliminatoria, que se decidirá en el estadio Diego Armando Maradona, de la sureña ciudad italiana, el venidero martes. Entonces se sabrá si el rédito conseguido en la ida, en San Siro, fue suficiente o no.
UN MADRID PERSISTENTE
El Real Madrid jugó un gran partido. Desde la alineación inicial se sabía que Carlo Ancelotti apostaba por la victoria, por lo complicado que resultan los partidos de vuelta. El italiano, que habitualmente forma en las grandes noches europeas con Fede Valverde por la derecha y otros tres centrocampistas, para tener un 4-4-2 cuando el equipo pasa a defenderse, esta vez dejó al uruguayo en el centro y mandó a Rodrigo Goes a la parte diestra de la delantera.
El Chelsea tuvo alguna opción aislada. Los defensores las conjuraron todas o casi. Aunque las dos más claras se tropezaron con Thibaut Courtois y con Antonio Rudiger, que no salió en el once inicial, pero que entró en la segunda parte por Eduardo Camavinga, apercibido de tarjeta amarrilla desde el inicio mismo del choque, jugado en el mítico estadio Santiago Bernabeu.
El Madrid se adelantó en la primera parte, luego de que ela rquero Kepa Arrizabalaga rechazara un disparo a quemarropa, pero suave de Vinicius Junior, con tan mala suerte de que la pelota le cayó en los pies a Karim Benzema, que la mandó a las redes, para prolongar el estado de gracia de sus últimas salidas a la cancha. Así se fueron al descanso, pero daba la sensación de que los de casa se quedaban cortos.
Para el retorno de los vestuarios, el equipo de Ancelotti volvió a llegar con facilidad al área rival. Vinicius era un puñal por la izquierda, pero no aparecía el otro gol. Entonces el técnico mandó al césped a un cañonero de larga distancia, a un jugador con mucho gol, pero que apenas juega, Marco Asensio, y este, tras un saque de esquina y asistencia de Vinicius, hizo el 2-0.
Ya el Chelsea tenía 10 jugadores sobre la cancha por la expulsión de su lateral izquierdo Ben Chigwell, quien no tuvo más opción que agarrar y derribar a Rodrigo, cuando este se iba solo a escasos centímetros del área londinense. No hizo más el Real Madrid, pero dejó claro que saldrá a Stamford Bridge sin la necesidad de remontar para alcanzar las semifinales de la lid.
EL NÁPOLES AÚN SUEÑA
El marcador del Santiago Bernabeu pudo haber sido más amplio a favor del local, pero la ventaja de dos goles de cara a la vuelta, aunque sea en un campo foráneo, no está mal. Sobre todo no está mal si analizamos el dominio que tuvo el Real Madrid sobre un equipo que apenas encontró espacios, que recuperaba el balón y lo perdía enseguida, o se lo entregaba a un rival que corrió mucho y lo hizo con sentido.
En Stamford Bridge, el Chelsea tendrá que salir a por el gol, y eso abrirá los habituales espacios atrás que tan bien aprovechan Vinicius, Benzema y compañía para sus cabalgadas de área a área. Ahora mismo la eliminatoria no está cerrada, pero si hay un favorito claro es el club español, que parece serio candidato a medirse en semis al Manchester City, salvo unos de esos milagros que ocurren en el fútbol habitualmente.
Mientras, en San Siro, ese estadio que cambia de nombre en dependencia de cual equipo lombardo juegue en él, el Milán AC logró controlar las arremetidas de una de las delanteras más en forma de Europa, la del Nápoles, y anotó un gol. Cierto que un gol no es una diferencia abismal, pensando en el choque de vuelta, en un estadio donde al rival se le caen los goles, pero es algo.
Peor hubiera sido perder, o empatar. Y el segundo equipo de mejor historia en la Champions ha heredado esos genes que le permiten soportar las embestidas del contrario y avanzar. Incluso, hace apenas unos días, en un partido de la Liga Italiana, goleó por 0-4 a su rival de turno en Europa. Para mí, lo tiene más difícil el Nápoles que el Milán, por muy escasa que sea la ventaja de este último.
De todas formas, en una semana sabremos cuál equipo pasó y cuál quedará en el camino. Yo me inclino por un remake del Real Madrid versus Manchester City de la temporada anterior, también en semifinales, y por un derby lombardo por la otra parte. Aunque admito que puedo equivocarme y ver al Bayern, al Chelsea, al Benfica y al Nápoles en la instancia anterior a la final.