El mundo del deporte vive días tremendos. Por un lado, Roger Federer, tal vez el más grande de los tenistas que hemos visto y veremos, dijo adiós a las pistas. Por otro, el fondista keniano Eliud Kipchoge estableció un nuevo récord mundial en la maratón con 2:01:09 horas y abrió la posibilidad de correr los 42 kilómetros y 195 metros en menos de dos horas. Ahora mismo ya no parece una quimera.
Encima de eso, el jardinero de los Yankees de Nueva York, Aaron Judge, está a solo un paso de igualar el récord de jonrones para una temporada en la Liga Americana de las Grandes Ligas de Béisbol. Con un cuadrangular más, El Juez llegaría a 61 y empataría a Roger Maris, y con dos se convertiría en dueño absoluto del registro. Encima, esa sería la cifra más alta conseguida por jugador alguno no vinculado jamás a los esteroides.
Los 73 de Barry Bonds, los 70 y 65 de Mark McGwire y todos los de Sammy Sosa tienen asteriscos por el consumo de anabólicos que asoló a las Grandes Ligas desde la última década del siglo pasado, cuyo escándalo estalló allá por 2003 con todo lo vinculado a los laboratorios BALCO, y el proyecto para la conversión del velocista canadiense Ben Johnson, de un corredor convencional, en el hombre más rápido del mundo.
En tanto, el fenomenal toletero dominicano Albert Pujols consiguió algo que parecía imposible hace unos meses, cuando defendía los colores de los Angelinos de Anaheim o de los Dodgers de Los Angeles: llegar a 700 cuadrangulares en su carrera. Si lo logró, se lo puede agradecer al equipo que lo hizo grande, con el cual ganó la Serie Mundial: los Cardenales de San Luis, donde ha vuelto a ser importante.
Por un momento, muchos pensaron que Pujols sería un problema para el manager Oliver Mármol. Se habló de que solo le daría turnos al bate residuales con la idea de ayudarlo a superar a Alex Rodríguez como el cuarto máximo jonronero de todos los tiempos, y previsiblemente llegar a los 700 batazos de vuelta completa, pero parecía un problema más para el dirigente.
UNA SOLUCIÓN
Sin embargo, el bateador que casi tendría reservados algunos turnos contra lanzadores zurdos, como una obra de caridad del club y del manager, comenzó a ajustar su bateo, que es lo que mejor sabe hacer, y no solo adelantó a Alex Rodríguez, sino que con un par de vueltas completas llegó a las 700 y aún tiene chance para alguna más, pero no para alcanzar a Babe Ruth, el tercer más grande jonronero de todos los tiempos, luego de Bonds y Hank Aaron.
La hazaña se consumó el viernes 23 de septiembre, en el Dodgers Stadium, que fue casa del dominicano hasta hace muy poco. Y fue una jornada inolvidable, porque en su segunda oportunidad al bate, en el tercer inning ante el zurdo Andrew Heaney, pegó una línea que levantó al público de sus asientos y fue a parar a las tribunas, luego de recorrer 434 pies.
Unos instantes después, en el cuarto episodio, Pujols hizo lo mismo ante el derecho Phil Bickford, ahora con dos corredores en circulación, y mandó la pelota a las gradas, esta vez a 389 pies. Dio la vuelta al cuadro radiante, porque alcanzar los 700 batazos de vuelta completa era su gran meta para la presente campaña, aunque ahora mismo en San Luis se frotan las manos, porque el veterano primera base puede ser determinante en la postemporada.
Ahora mismo, con 42 años de edad y cerca de los 43, Pujols batea para .268, con 21 cuadrangulares y 58 carreras impulsadas, además de un OPS de .860, todo eso en 292 veces al bate. El dominicano conecta un cuadrangular cada 13.92 veces al bate, una cifra nada despreciable para un pelotero de su edad, que, por demás, no ha tenido la posibilidad de jugar todo lo que hubiera querido.
MÁRMOL Y LAS PRIORIDADES DE SAN LUIS
Cuando San Luis decidió traer a su roster al jonronero dominicano, muchos pensaron que constituiría un problema para el manager. Debía darle juego a un pelotero que hizo muy feliz a los fanáticos de los Cardenales, que dejó huella en el club, que buscaba llegar a los 700 jonrones, mientras él tenía la misión de llevar a los Cardenales a la postemporada, con hombres importantes en el lugar que podía ocupar Pujols.
Y así fue durante semanas. Pujols solo tenía reservado algún partido como designado, emergente o primera base, sobre todo si el lanzador rival era un zurdo, porque Mármol pensaba que su aporte no sería significativo, sin embargo, las cosas comenzaron a dar un vuelco y el slugger comenzó a ser el bateador de siempre, y de pronto fue tenido en cuenta más seguido. Tanto que puede ser una pieza importante cuando llegue octubre y la postemporada.
Si vamos a los números, esta es la temporada 18 de Pujols con 20 o más cuadrangulares, algo que no ocurría desde 2019, cuando pegó 23 para los Angelinos, aunque entonces lo hizo en 491 veces al bate y ahora solo necesitó de 292, casi 200 veces al bate menos, lo que habla muy bien de la forma que aún mantiene el jugador, a pesar de su edad y las lesiones que lo afectan, entre ellas una fascitis plantar casi crónica.
Por el momento, el dominicano trata de exprimir cada oportunidad que tiene, porque sabe que su luminosa carrera llega al final, y después todo será un recuerdo. Por eso se le ve alegre como un niño cuando sale al campo, cuando conecta un cuadrangular, cuando realiza una buena jugada en la primera base, algo que solo puede conseguir un superdotado, porque el béisbol de alto nivel cada vez es más exigente.
DIRECTO A COOPERSTOWN
Ahora mismo, Dominicana tiene cuatro exjugadores en el Salón de la Fama de Cooperstown. El primero de ellos fue el otrora gran lanzador Juan Marichal, exaltado en 1983, y después le siguieron el también pitcher Pedro Martínez (2015), el jardinero Vladimir Guerrero (2018), y por último el increíble toletero, y casi siempre bateador designado David Ortiz, quien entró al recinto de los Inmortales hace apenas unos meses.
Pujols será otro más, posiblemente el quinto en esa lista, o el sexto, porque es muy probable que Adrián Beltré logre el apoyo de los encargados de la votación y entre antes. Beltré, de 43 años, jugó por última vez en la temporada de 2018 y puede ser elegible cinco años después, así que puede llegar antes que la estrella de los Cardenales de San Luis, que deberá esperar hasta 2027.
Eso sí, Pujols entrará por la puerta grande. Tal vez no se lleve todos los votos, como hizo en su día el panameño Mariano Rivera, pero accederá en la primera oportunidad, sin esperar a una segunda o tercera votaciones, porque sus números son estratosféricos, y quienes lo superan en alguno y no están, es solo por sus vínculos con las apuestas y los anabólicos, como los casos de Barry Bonds y Pete Rose.
Las 1907 carreras anotadas, los 3378 hits, los 700 jonrones y las 2208 impulsadas, cada una por su parte, son suficientes para avalar su entrada a Cooperstown. No hay nadie elegible con esas cifras fuera, salvo Barry Bonds, que tiene 762 hr y 2227 anotadas. O Pete Rose, con 4256 hits y 2165 anotadas. Alex Rodríguez anotó 2021 carreras, impulsó 2086, bateó 3115 hits y 696 cuadrangulares. Esos serían suficiente, pero los esteroides lo condenaron para siempre. O al menos eso creo.