¿Podrá ganar Brasil un Mundial 20 años después?

Pasaron 20 años desde la última vez que Brasil ganó una Copa Mundial de fútbol, en Japón y Surcorea 2002. Desde que se proclamó campeón por primera vez, es el segundo lapsus más grande sin levantar el trofeo más importante. Solo los 24 años que mediaron entre México 1970 y Estados Unidos 1994 están por delante. Y ya es hora de que la canarinha vuelva al trono del más universal.

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Brasil es favorito en Qatar 2022. Lo sabe Tite, el entrenador en el que confía la Federación. También lo saben los jugadores y la torcida. Y los fanáticos que tiene Brasil en medio mundo y hasta los contrarios. Pero eso no basta siempre para ganar. Hay un lugar que se llama cancha que decide la suerte de unos y otros, y ser gran favorito no significa que el último día vayas a levantar el trofeo.

El camino hacia un título, en un torneo que dura un mes y que tiene una fase de grupos complicada y varias eliminatorias directas, puede convertirse en un trillo empedrado y resbaloso, como esas vías traicioneras en las que cualquiera puede caer, por más que tome todas las previsiones posibles, habidas y por haber. Porque es fútbol, y el fútbol siempre trae sorpresas.

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El sorteo emparejó a Brasil en un grupo duro, el G, por más que algunos crean que hay otros más complicados. Cierto que ninguna de las selecciones nacionales de la llave de Brasil ha tenido grandes actuaciones en el pasado reciente, pero tampoco son de esas que suelen caer a las primeras de cambio. Una razón suficiente para que la canarinha no regale nada desde el primer día.

Brasil se estrena el jueves 24 de noviembre contra Serbia. Y hasta ese momento los fanáticos y los analistas solo se preocuparán por la formación que utilizará Tite y por los jugadores que saltarán a la cancha, por más que haya algunos nombres que parecen inamovibles del once titular, entre ellos Neymar Jr., Vinicius Jr., Casemiro, Thiago Silva o el arquero Alisson.

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El partido ante los serbios será trascendental para la Selecao. Una victoria ratificará el poderío de la escuadra nacional, espantará algunos fantasmas del pasado reciente, como la derrota en la final de la última Copa América ante Argentina, y le demostrará al entrenador que hizo la elección correcta, y hasta la alineación. Un empate o un revés obligará a reformulaciones que nadie quiere vivir.

Y encima de eso, agregará presiones adicionales, porque entonces habría que ganar, si o sí, el segundo enfrentamiento, el lunes 28 de noviembre ante una escuadra Suiza que puede resultar incómoda para alguien al que solo le valga sumar. Los brasileños todos prefieren que el partido ante Suiza sentencie la clasificación a la segunda ronda y que el choque ante Camerún, el 2 de diciembre, sea de puro trámite.

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Si la canarinha no ocupa uno de los dos primeros puestos de su grupo, no tendrá más opción que volver a casa con una decepción más, tal vez la más grande de los últimos años, pero si termina primera, irá entonces con el ocupante del segundo puesto de la llave H, donde aparecen Portugal, Uruguay, Ghana y Surcorea. Todos son rivales difíciles, pero quién no es un contrario complicado en la Copa Mundial.

Eso sería en octavos, en esos encontronazos de vida o muerte, donde los nervios pueden comenzar a pasar fractura. Y luego los cuartos, en los que estaría emparejado con equipos de los grupos E o F, y así hasta semis, donde le puede tocar, incluso, uno del propio Grupo G. En esas rondas, parafraseando a José Mourinho, se puede encontrar con tiburones de cualquier tamaño, incluyendo a Alemania.

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En fin, hasta en semis, Neymar y compañía se medirán a los que tengan más acierto de los cuatro últimos grupos, con la ventaja de que Brasil tiene una poderosa línea de ataque en la cual no va a faltar el gol, o al menos las ocasiones, porque eso de llevar las pelotas a las redes suele ser mucho más complicado que poner a un jugador en disposición de marcar.

La ventaja brasileña, hasta ahora, radica en la salud de sus jugadores. Tite convocó a los disponibles, que son todos los mejores futbolistas del país, a diferencia de otras selecciones, como Francia, Inglaterra o Alemania, que no pueden contar con algunos de sus cracks por problemas físicos. Incluso, llamaron a algunos que arrastran dolencias y no se sabe si estarán al ciento por ciento o no.

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Ahora mismo nadie lo sabe. Todos sabemos que llega a Qatar con el cartel de favorita. Tal vez el mismo que Francia, Alemania, Inglaterra, España, Portugal, Argentina o Bélgica. Incluso en mejores condiciones, por lo que mencionábamos anteriormente de la salud de sus jugadores, pero en el fútbol hay muchos factores que juegan en contra: alguna lesión, una tarjeta, una mano en el sitio equivocado, incluso la actuación de un árbitro malintencionado.

Pero todo eso es parte del juego. Y si algo tiene la canarinha a su favor es la capacidad de creación, las facilidades para generar ventajas, porque cuenta con varios de los jugadores más virtuosos del mundo en Vinicius Jr, Neymar, Rodrigo, Richarlison, Raphinha, Pedro, además de solidez defensiva desde la recuperación en el mediocampo y hasta la portería.

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Si ahora mismo tuviera que apostar por los finalistas, me inclinaría por Brasil, pero conciente de que tendrá trabajo duro con los equipos del grupo y de la parte del organigrama donde está enclavado, pero también de que la final, cualquiera sea el rival que emerja de la otra parte, se la pondrá muy difícil, porque un título mundial forma parte de los sueños de todos los que alguna vez quisimos jugar al fútbol.

Una final Brasil versus Francia complacería a muchos. O Brasil contra Argentina, que le permitiría a la canarinha tomar desquite de la derrota en la disputa del título en la Copa América. Pero algunos preferirían ver a la albiceleste contra Alemania, o a Holanda ante España. Incluso y por qué no, A la Argentina de Lionel Messi frente a la Portugal de Cristiano Ronaldo, en lo que sería el último baile entre los dos mejores jugadores del presente siglo.