Los Yankees de Nueva York dejaron pasar las opciones que le daba el mercado de traspasos para reforzarse de cara a los dos últimos meses de la temporada de las Grandes Liga y todo hace indicar que 2023 será otro año de fracasos, porque al ritmo que van será poco menos que imposible que logren colarse en el grupo de equipos con opciones de disputar la postemporada.
Desde mucho antes del primero de agosto se hablo de que los dueños podían ir al mercado en busca de un buen jardinero, o dos, un defensor sólido de la tercera base y buen bateador, además de algún abridor para el cuerpo de abridores, además de hasta un par de relevistas para un bullpen que no lo ha hecho mal, pero que ha extrañado el respaldo en el ataque, lo peor del equipo hasta el momento.
Sin embargo, pasaron las semanas, los días y las horas y lo Yankees apenas se movieron. Aquello de que podrían llevar al Bronx al fenomenal japonés Shohei Ohtani fue un sueño pasajero de una noche de verano, porque los Angelinos siguieron apostando por él, y creen que tienen opciones de llegar a la postemporada. Tampoco negociaron con los Padres de San Diego, ni con otros equipos.
EL BATEO, LA CAUSA DE CASI TODOS LOS MALES
Nadie sabe si los Yankees preguntaron en San Diego por Soto. Incluso, también hubo rumores de que podrían ir a por Cody Bellinger, quien, después de ser dejado libre por Los Dodgers, se ha reencontrado en los Cubs de Chicago y ha vuelto a ser el bateador poderoso de antaño. Ahora mismo, incluso, es uno de los pilares del alza del equipo en su afán por colarse en la postemporada.
Y tampoco sucedió nada con Nolan Arenado, el tercera base de los Cardenales de San Luis, cuyo nombre también sonó como refuerzo, con declaraciones del propio jugador de que entendía la posición de algunos clubes, incluso del suyo, si aparecía la opción de salir, aunque la posibilidad de ser traspasado o no dependía de él, más que de lo que decidieran los Cardenales.
Pero Hal Steinbreener no tiene nada que ver con su padre. El viejo era más agresivo y cuando el equipo necesitaba de un jugador importante para competir con éxito en una temporada, no solía calentar el dinero y lo echaba para alante. Por eso los Yankees ganaron tanto bajo su égida y andan tan mal ahora, más allá de algunos problemas puntuales, como la baja ofensiva y las fallas de sus lanzadores.
Algo está claro, sin Aaron Judge el equipo no es nadie. En cualquier lugar de la alineación en la que Aaaron Judge lo coloque, el Juez es un puntal y la situación estratégica cambia al momento. Sin embargo, mucho tendrá que hacer el espigado jardinero en los dos meses que restan, si quiere jugar en la postemporada, porque a pesar del levantón de Giancarlo Stanton en las últimas dos semanas no parece que la ofensiva haya resuelto sus problemas.
El bate de Staton se ha calentado, su salud lo ha acompañado, y Gleyber Torres ha mantenido estabilidad ofensiva, pero el resto, incluido Anthony Rizzo, no han respondido con el bate. De hecho, al primera base se le perdieron los jonrones, y D.J. LeMahieu vive una de sus peores temporadas, a pesar de que ha tenido tiempo para consagrarse en la tercera base por la baja casi permanente de el ex MVP Josh Donalson.
LOS PILARES DEL PITCHEO TAMBIÉN HAN FALLADO
Los Yankees trabajaron durante toda la temporada baja para formar un buen cuerpo de pitcheo, con cinco abridores sólidos, pero salvo Gerrit Cole, todo lo demás se ha trastocado, y nunca pudo contar Aaron Boone con los cinco pilares que el pensó que dispondría para abrir, casi siempre por lesiones, y ahora por la colocación en la lista restringida de Domingo Germán, por problemas de alcoholismo.
Al arrancar la temporada no estuvieron disponibles ni Carlos Rodón ni Luis Severino. El dominicano se recuperó primero y se incorporó a la rotación, pero desde aquella victoria por 1-0 sobre los Rangers de Texas, hace un mes, con seis entradas trabajadas y cinco hits permitidos, sin carreras, no ha vuelto a ser el mismo. Y en estos momentos es el peor pitcher del equipo, a pesar de que su velocidad sigue siendo la habitual.
En su última salida, ante los líderes divisionales, los Orioles de Baltimore, fue duramente castigado. Y Rodón, que ha vuelto, no ha terminando de hilvanar un par de partidos ganadores. Mientras, Néstor Cortéz se lesionó hace un par de meses y solo verá acción el próximo fin de semana, cuando los Yankees se midan, en una serie de cuatro partidos, a los Astros de Houston.
Si no fuera por la baja de Domingo Germán, podría ser la primera vez en la campaña que el equipo tenga completo el cuerpo de abridores con el que soñó Aaron Boone, cuyo futuro en la organización, si no llega a los play off, quedará en dudas, en medio de pedidos de la afición y los medios de un cambio radical en el puesto de mando, algo que Hal Steinbreener no hará, al seguro, hasta que no termine la temporada.
Lo peor que han tenido los Yankees ha sido su bateo, y la facilidad con la que los contrario se adelantan al comienzo de los partidos, además de la ineficacia del cerrador, porque en muchas ocasiones, varias recientes, han quedado al campo en el último inning. Arreglar todo eso parece muy difícil, sobre todo si sabes que tiene a todos los equipos de la división por delante, aunque, eso sí, aún quedan suficientes juegos por delante para mantener vivos los sueños.