Eso de aparecer antes de cada partido, y después, ante la prensa, es uno de los grandes retos que tienen los entrenadores, porque los medios siempre buscan algo para cuestionarlos, incluso aunque sus equipos vayan bien, y ganen partidos y títulos. Siempre pasa lo mismo, incluso cuando las victorias son sonadas o convincentes, unas veces porque alguien no jugó, porque algún periodista cree que debió jugar otro, o cualquier cosa que se le ocurra.
No todos los técnicos llevan bien eso de comparecer ante los medios. Algunos, estoy seguro, prescindirían de esos momentos, pero ir a las ruedas de prensa es algo que está establecido y no hay forma de zafarse. Así que llegan allí, se sientan, y se someten a un escrutinio que en ocasiones no tiene que ver con la situación del momento. Ni los políticos enfrentan situaciones semejantes, y en ocasiones se repite hasta cuatro veces por semana.
Conforme hay entrenadores muy corteses y educados, como Carlo Ancelotti, Zinedine Zidane, Xavi Hernández, Mauricio Pochettino, o muchos otros, hay algunos que tienen malas pulgas y no le gustan muchas las preguntas capciosas en rueda de prensa o esos cuestionamientos que hacen a veces los representantes de los medios en las ruedas de prensa. Tal vez ninguno como Luis Enrique, ahora en el Paris Saint-Germain, o José Mourinho, ahora en el AS Roma italiano.
LUIS ENRIQUE, UNA EXPLOSIÓN TRAS OTRA
El actual entrenador del PSG es de esos que les gusta tener todo bajo control y que no tiene problemas al enfrentarse con los medios, porque no le interesa mucho lo que digan. Y no imagina nadie que es un tema de ahora, cuando entrena a un equipo. Antes, en sus tiempos de jugador, tuvo encontronazos con reporteros, algunos de los cuales forman parte de la historia de la televisión y del fútbol en España y que podemos ver acá.
Omo entrenador, sin embargo, ha ido a más. Ya lo demostró cuando estuvo al frente del Barcelona y algún medio le cuestionaba algo en las habituales ruedas de prensa sobre la utilización de un jugador u otro, o sobre un cambio de esquema, sobre derrotas, incluso sobre triunfos. Nunca fue con medias tintas y es ríspido en ruedas de prensa, tal vez muy diferente a cómo es su trato con los jugadores, a los cuales protégé siempre que apuesta por ellos.
Este miércoles, tras ganar el Trofeo de Campeones, su primer título con el PSG, Luis Enrique fue cuestionado sobre la ausencia del uruguayo Manuel Ugarte en la formación, y su respuesta fue antológica, al decir que había estado mejor que nunca, que había estado perfecto, porque no había dado malos pases, ni había perdido el balón, aunque después matizó sus declaraciones, tal vez porque se dio cuenta de que fue muy lejos.
Como todos los que no juegan el papel de Ugarte fue bueno, dijo el técnico, de quien no se puede olvidar la forma en que respondía siempre, en sus tiempos de seleccionador, cuando le cuestionaban las ausencias de algunos futbolistas en sus convocatorias, sobre todo en el caso de Sergio Ramos, quien era capitán cuando él asumió y que, luego de una lesión, fue apartado para siempre, sin que él diera muchas más explicaciones.
Para el entonces seleccionador, el caso Ramos lo molestaba. Cuando lo cuestionaban, se sentía incómodo y se notaba a simple vista. Eludía las respuestas y provocaba que interrogantes posteriores también las respondiera en mala forma. En realidad no le gustaba aparecer ante la prensa, razón por la cual se abrió un canal en Youtube e hizo de influencer para responder a los aficionados, pero lo cerró tras ser eliminado España en Qatar 2022.
MOURINHO, EL REY DE LAS RUEDAS DE PRENSA
José Mourinjo y Luis Enrique son de la misma escuela. El otrora técnico del Porto, Inter, Chelsea, Manchester United y Real Madrid suele acaparar la atención en las sesiones de preguntas con la prensa y lo mismo le da un palo a un futbolista suyo que a los árbitros, a los dirigentes de la competición que a los medios. Con un micrófono delante, The Special One es un peligro y también ha dejado momentos para la historia.
Los periodistas, que también lo tienen medido y saben que es bueno en eso de dar titulares, le han preguntado muchas veces con la intención de que se explaye en las respuestas y lo han conseguido, como aquella vez que le preguntaron sobre el malestar de Pepe, cuando eran técnico y jugador del Real Madrid, y dijo que el gran problema del zaguero era Raphael Varanne, un chico de menos de 20 años que le había ganado la partida por la titularidad.
También se hicieron famosos aquellos "Por qué" que soltó en una rueda de prensa al criticar el arbitraje contra el Real Madrid, o lo de llamarle Gato a Karin Benzema, por aquello de que, si vas a cazar y no tienes perro, no tienes más opción que hacerlo con un gato. Mou, por cierto, nunca dejó indiferente a nadie y una prueba, otra, fue cuando dijo que prefería a Diego López que a Iker Casillas y lo explicó y lo justificó con claridad asombrosa a los medios.
Este tipo de entrenadores, si bien es cierto que muchas veces se encaran con los periodistas, también es verdad que para los medios suelen ser mejores, porque con sus declaraciones encuentras titulares y portadas con más facilidades que el que es políticamente correcto e intenta siempre ser cortés. Acá vale aquello de que es mejor aguantar un loco que empujar un bobo, en este caso por Luis Enrique y Mourinho como los primeros.
Eso sí, como periodista con experiencia, admito que es mucho más agradable hablar con una persona educada, correcta, sensata, que nunca se tome las preguntas por la parte mala y que responda con la misma tranquilidad que el interlocutor le pregunta. Solo que a veces el fútbol va cuatro veces más rápido que la vida, que las pulsaciones son altas y a veces es imposible conseguir esa armonía en entrevistas o ruedas de prensa.