A Joaquín Sánchez solo le quedan unos partidos de fútbol. El capitán del Real Betis español acaba de anunciar que dejará su carrera profesional dentro de las canchas nada más terminar la presente temporada. El anuncio lo hizo hace unas horas y sus palabras estuvieron marcadas por el dolor de quien sabe que deja lo único que ha hecho en la vida, lo que le dio nombre, fama y fortuna.
A punto de cumplir 42 años y con más de dos décadas como profesional, con el récord de más partidos jugados en España a tiro, y con 55 internacionalidades, el más carismático de todos los jugadores decide aparcar su carrera, dar un paso al lado y dedicarse a otras cosas. El tiempo, implacable, también corre para Joaquín, quien colgará los botines luego de jugar para cuatro clubes distintos.
El ahora capitán se inició como profesional con el Betis, el club de sus amores, pero también jugó para la Fiorentina, en la Serie A, y para el Valencia y el Málaga en España, aunque tuvo ofertas jugosas del Chelsea de los tiempos de José Mourinho y del Real Madrid, las cuales no cristalizaron por razones diversas, sin que eso quiera decir que no haber vestido de azul o blanco le reste algo a su tremenda carrera.
UNA VIDA EN EL FÚTBOL Y EN EL BETIS
El color verde y blanco le tira a Joaquín. La casaca de su equipo favorito la lleva con hidalguía y a pocos jugadores le sienta mejor, aunque cada vez juegue menos, porque el entrenador actual, el chileno Manuel Pellegrini, entenderá que con 41 años y a punto de cumplir 42, no está para esas palizas físicas que representa jugar cada semana, o a veces cada tres o cuatro días. Hasta ahora se conformó.
Sin embargo, todo lo que comienza debe tener un final, y la estrella, y tal vez el jugador más influyente en la historia del Real Betis, decide hacer mutis. Y no por esperada la noticia es menos dolorosa. Todos sabíamos que podía ser su última temporada, pero no es lo mismo llamar al demonio que verlo llegar, como dice una popular canción de salsa. Y cuando dijo que se iba, que terminaba, algo parece haberse roto en el fútbol.
Joaquín hizo amigos allá a donde fue. No hay un futbolista que hable mal de él, que ponga caras por algunas de sus bromas, hasta al noruego Erling Haaland, a quien conoció hace unos meses en España, ganó para su causa al encontrárselo durante las vacaciones. El ahora fenomenal delantero del Manchester City no tuvo más remedio que reír con el capitán del Betis.
Por carisma y conocimiento, Joaquín podría continuar vinculado al fútbol, pero, al parecer, su futuro estará en los medios de comunicación, porque, incluso sin haberse retirado, presentó la serie de programas Joaquín el Novato, en la televisión española, en la cual demostró habilidades como comunicador y mucho carisma, y lo más probable será que alguna cadena lo contrate .
Hasta como humorista pudiera terminar Joaquín, quien ha sido asiduo a diferentes programas de la televisión de su país pro años, entre ellos El Hormiguero, que conduce Pablo Motos, o en el Show de Bertín, presentado por Bertin Osborne, donde el aún capitán bético a ido a contar historias y chistes para deleite de miles de personas que lo han disfrutado en vivo o después por Youtube.
LA DECISIÓN MÁS DIFÍCIL
La mayoría de los jugadores de fútbol se retira poco después de cumplir los 30 años. Se supone que una carrera de una década al máximo nivel está bien, porque en ese tiempo el nombre del jugador se graba en la retina del aficionado y, al mismo tiempo, reporta ganancias suficientes como para no tener que trabajar más en el resto de la vida, o al menos no hacerlo con la presión añadida de tener que llevar la comida a hijos y nietos.
Solo unos pocos llegan a los 35 años a buen nivel. Los elegidos alcanzan los 40 años o se acercan a ellos con capacidad para lidiar con éxito en la alta competición. Si miras, al presente, incluso al pasado, no te saldrán muchos nombres. A mí se me ocurre ahora mismo el del brasileño Donato, el argentino Javier Zanetti y el sueco Zlatan Ibrahimovic, quien aún juega para el Milán AC.
En los próximos años pueden sumarse Luka Modric o Cristianos Ronaldo, pero a ese grupo pertenece Joaquín, quien ha tenido en sus últimos años menos protagonismo que los mencionados anteriormente, pero que ha sido importante en el campo y fuera en los últimos éxitos del Betis, incluido el título de Copa del Rey conseguido en la temporada pasada, y que constituyó el tercer título de su carrera.
Lo cierto, el jugador que debutó como profesional el 3 de septiembre del año 2000, en un partido entre el Compostela y el Real Betis, entonces en Segunda División, en el que jugó 60 minutos, se labró su propia historia en la cancha y tuvo el privilegio de decidir él cuando decir adiós. Por delante tiene un reto, salir al menos siete veces más a la cancha para igualar los 622 partidos en primera división de Andoni Zubizarreta. Si de los nueve que le quedan al Betis, juega al menos ocho, lo superará.
Lo cierto es que el adiós de Joaquín será un golpe duro para sus compañeros en el Betis, para el beticismo, y también para los amantes del fútbol, no solo porque se va un jugador muy especial, de mucha clase, sino porque dejará las canchas una persona con un carisma único, muy difícil de suplantar.