El mercado de verano del fútbol europeo ha entrado en un período de calma chicha, hablando en el lenguaje de los hombres del mar, que llamaban así a ese tiempo en el cual no soplaba ni una gota de brisa y los marineros esperaban a que arrancara de pronto para que se hincharan de nuevo las velas y sus navíos continuaran su travesía al destino establecido de antemano.
Ahora, a tres semanas de haberse abierto oficialmente el período de veda para comprar jugadores, cientos de ellos se mudaron de un equipo a otro, de una liga a otra, incluso los que hay que cambiaron de continente, siempre con la intención de acomodar sus intereses, ya sean deportivos o monetarios, que es lo más normal del mundo para aquellos que ponen su talento en venta.
Incluso, en las últimas horas hubo traspasos rimbombantes, como el zaguero croata Josko Gvardiol, un jugador de 21 años por el que se dice que el Manchester City desembolsó 100 millones de euros, solo para complacer a su técnico Pep Guardiola, que lo quiere para reforzar una línea defensiva en la cual cuesta trabajo encontrar fisura alguna. Pero bueno, que todo sea por ganar.
RÉCORD POR UN DEFENSA, PERO...
Esos 100 millones de euros constituyen la cifra más alta pagada jamás por defensor alguno y supera con creces los 87 millones que desembolsó el Manchester United para sacar del Leicester a Harry Maguire, quien luego no pudo demostrar su clase y terminó por ser una de las causas del empantanamiento del más grande de todos los equipos de la Liga Premier inglesa.
Maguire, que costó más que el zaguero más dominante de los últimos años, Virgil van Dijk, por el cual el Liverpool pagó 85 millones de euros al Southampton, se arrastra por los campos ahora y busca una salida a otro club de la Liga Premier, luego de que el club le quitara la capitanía y el entrenador Erik Ten Hag le dijera que si se queda lo tendrá como un canterano más en la nómina, sin titularidad garantizada.
El del United no, pero Van Dijk si parece un defensor central a la altura de Gvardiol, quien vistió en la última temporada la camiseta del RB Leipzig, aunque su accionar terminó por llamar la atención en la Copa Mundial de Qatar 2022, a pesar de que fue víctima de aquel gol de Lionel Messi, en el partido Argentina-Croacia- en el cual el atacante lo humilló con un slalom tremendo desde la ralla hasta el arco.
Pero no son los defensas, como decíamos, los que tienen en calma el mercado, sino los atacantes de primer nivel, los cracks, los que aportan gol, que son por los que verdaderamente se pagan enormes sumas en el mundo del fútbol. Y parece que todo está detenido, como las fichas de un juego de dominó, en espera de que una caiga para que todas las demás, movidas por el efecto, le sigan los pasos.
En la rampa de salida de sus respectivos clubes están el capitán inglés y figura del Tottenham Harry Kane, el ariete del Nápoles italiano Victor Osimhen, el serbio Duaan Vlahovic, el atacante serbio de la Juventus de Turín, o incluso el portugués del Benfica Gonzalo Ramos. Además, por supuesto, del francés Kylian Mbappé, considerado el mejor jugador del mundo. Cuando uno de ellos se mueva, se moverán todos, o casi.
EL EFECTO DOMINÓ EN LA DELANTERA
Cuando hablamos de delanteros top, con presente y futuro, no nos referiremos a Álvaro Morata, un trotamundos, que no se cansa de ir de un sitio a otro y que ahora podría recalar de nuevo en la Juventud, incluso en la Roma, tras dejar el Atlético de Madrid, a donde volvió una vez más. Tampoco a Romelu Lukaku, a quien, al parecer, nadie le da la confianza necesaria para triunfar, o él no se la gana.
Hablamos de cracks, de jugadores determinantes, de los mejores goleadores de sus respectivas ligas durante el año anterior, o casi los mejores. Y todo el movimiento con ellos comenzará nada más el primero dé el salto. Por Kane puja el Bayern de Múnich, pero el Paris Saint-Germain mira de reojo, por si, finalmente, Mbappé hace las maletas y cambia su futuro. Y lo mismo sucede con el resto: todos aguardan porque uno marque la estampida.
La salida de Mbappé del Parque de los Príncipes lo puede disparar todo, porque la cúpula del PSG ha mostrado interés en todos los atacantes. Incluso, los tifos del referido club amenazaron a Vlahovic, si este, definitivamente, llegaba a París. Las amenazas iban por cortarle tres de dos de la mano, por el gesto de los serbios al manifestar su supremacía sobre los habitantes de Kosovo.
El PSG podría ir también a por Osimen, a pesar de que la directiva del Nápoles haya dicho que quien lo quiera tendrá que llegar con 200 millones de dólares, y dinero, a pesar de que supuestamente, hay que respetar el Fair Play, es lo que sobra en la capital francesa. Pero, eso estaría condicionado por la venta de Mbappé, que de ocurrir, sería siempre al Real Madrid, el único de los clubes a los que quiere ir al atacante.
Si eso se da, se producirá una revolución en las ventas de los atacantes. De un día para otro se cerrarán los contratos de muchos de ellos y todos los mencionados, casi con total seguridad, encontrarán nuevo acomodo. Y si no se fuera Mbappé al Real Madrid, también habría movimientos, porque esa calma poco habitual a estas alturas en el movimiento de los goleadores, no es habitual y tiene que acabar.