La imaginación puede llevarnos a crear los escenarios más lindos, pero también los más terroríficos. ¿Se imaginan ver a su jugador patinando sobre hielo, con cuchillas afiladas y dispuesto a sembrar caos dentro de la Liga Nacional de Hockey (NHL)?
Todo esto no se trató de una película, sino que ocurrió en la realidad, pues en 1989, un evento catalogado como "horroroso" sucedió dentro de la NHL, pero para agregarle más terror al asunto, fue transmitido en vivo por la televisión.
¿Qué ocurrió?
Corría el año de 1989, específicamente el 22 de marzo, cuando Clint Malarchuck, portero e los Buffalo Sabres, vivió un momento que se quedó impregnado en la historia del hockey. Como normalmente lo hacía, intentó detener un gol, cuando un jugador contrario fue empujado desde atrás y se estrelló contra Clint con sus patines en el aire.
Bastaron unos cuentos segundos para que la cuchilla del patín del rival cortará la garganta del portero de los Buffalo Sabres, con un resultado fatal: su vena yugular ¡fue seccionada!
Ahora les pido que piensen en quienes transmitían el encuentro para televisión... ¡Estaban en shock! Se intentó cortar la transmisión pero las cámaras seguían grabando, capturando la imagen dantesca que hasta al más valiente terminaría por impresionar. La sangre corría en el rostro de Malarchick, mientras el resto del equipo no daba crédito a lo que sus ojos veían. Pero llegó un elemento que cambiaría el fatal escenario: Jim Pizzutelli, entrenador de los Sabres, quien salvó la vida de su pupilo.
Afortunadamente, el técnico tenía conocimientos sobre medicina, pues fue médico en el ejército. No dudó en acercarse al jugador, utilizó hielo y cerró la herida con sus manos hasta que llegó el equipo de médicos.
Consecuencias
Aunque usted no lo crea, Malarchuck logró sobrevivir ante este accidente que pudo haberle quitado la vida. Sin embargo, lo ocurrido fue un recordatorio sobre los protocolos de seguridad en el hielo, por lo que estos se convirtieron en una prioridad, además de que se implementaron medidas para prevenir accidentes similares en el futuro.
Y en efecto, la cara del mismo jugador, así como de todos los asistentes al encuentro y hasta la misma televisión que transmitía el encuentro, se convirtió en la de Ghostface al no dar crédito a lo que se vivía en ese momento.
Este momento quedó registrado como una de las escenas más terroríficas en la historia del deporte, donde el jugador de hockey estuvo a un paso de la muerte; sin embargo, el buen actuar de su entrenador provocó que la historia no tuviera un final desafortunado.
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