Las selecciones de España y Brasil dan los toques finales a su puesta a punto para las competiciones más importantes del próximo verano: la Eurocopa de Alemania y la Copa América de Estados Unidos. El amistoso jugado en la noche del martes en el Santiago Bernabeu fue el último partido oficial de preparación para ambas escuadras antes de salir a por el título de un torneo en el que ambos van como favoritos, o entre los candidatos.
España llegó con su armada casi completa, al mando de un entrenador, Luis de la Fuente, al que una parte de la afición mira con buenos ojos, pero a otra no le simpatiza mucho. Por un lado, es un viejo rezago de la época de Luis Rubiales como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), y nadie olvida el aplauso que le dio a su otrora jefe el día antes de que el antiguo mandamás se viera obligado a renunciar a su cargo.
Encima de eso, tampoco ha sentado muy bien la forma en que ha convocado a algunos jugadores, unos nacionalizados y otros que apenas eclosionan en primera división, en tanto ha dejado a otros por razones que los medios y la afición desconoce. Incluso, las justificaciones que ha dado no terminaron de convencer a nadie y han puesto sobre el tapete a un tipo arrogante, que intenta aparentar lo contrario.
LOS CASOS BRAHIM Y SERGIO RAMOS
Cuando De la Fuente se hizo cargo de la selección, tras el fracaso mundialista de Luis Enrique, quien había dejado fuera de la lid a Sergio Ramos, la prensa quiso saber si el ahora jugador del Sevilla entraba en los planes. El entrenador dijo que todos los jugadores españoles eran elegibles, pero a la primera llamada volvió a excluir al mejor defensor central de la historia de España. La respuesta a los medios fue que no tenía nada que hablar con Ramos, que solo llamaba a los convocados.
Desde entonces, oculto tras una sonrisa cómplice, nunca más lo llamó. Hasta que la afición se convenció de que no entraba en los planes, que sus zagueros serían los nacionalizados Aymeric Alporte y Robin Le Normand, ambos nacidos en Francia, un país al que por nivel no pueden representar. Para entonces pasó por encima de los buenos defensores españoles y no llamó a otros hasta tanto no explotó Dani Vivian con el Athletic Club de Bilbao.
También llamó a las primeras de cambio a Pau Cubarsí, un chico de 17 años con menos de 300 minutos en primera división, que viene de la cantera prolífica del Fútbol Club Barcelona, de donde salió también Eric García, un zaguero central que algunos consideraron el nuevo Beckenbauer y no jugó un minuto en el Mundial de Qatar y que después se fue cedido al Girona porque Xavi Hernández no contaba con él.
Lo de Eric García no fue responsabilidad de Luis de la Fuente, pero sí de que Brahim Díaz decidiera irse a defender los colores de Marruecos. El atacante del Real Madrid llamó la atención de los dirigentes del fútbol marroquí desde que estaba cedido en el Milán AC, con el cual ganó, en calidad de estrella, una Liga de Italia, pero no fue tenido en cuenta. Tampoco desde que llegó al Real Madrid y se convirtió en un jugador imprescindible. Parecía raro.
Solo cuando Brahim, que tiene ancestros marroquíes, decidió irse a la selección del país africano, De la Fuente comentó en rueda de prensa que estaba en una prelista para la Eurocopa. El entorno de Brahim lo apuntó por mentir respecto a condiciones que quiso poner el jugador antes de marcharse con la escuadra nacional de Marruecos. Y así llegó el amistoso con Brasil.
ESTADIO LLENO, PARTIDO DURO Y EMPATE A TRES GOLES
Brasil llegó al amistoso con la moral por las nubes. Había vencido por 1-0 a Inglaterra en Wembley, la Meca del fútbol, gracias a un gol de Endrick, que entró como revulsivo para los minutos finales. En la que pronto será su casa, porque desde junio próximo llegará al Real Madrid, el chico del Palmeiras tampoco salió como titular en el once de Dorival Junior, poco parecido al que irá a la Copa América, sobre todo en la parte de la zaga.
España se adelantó temprano. El árbitro les regaló un pena a la escuadra ibérica y Rodri no perdonó. Era apenas el minuto 12. Menos de media hora después, en el 36, Dani Olmo protagonizó una gran jugada y puso el 2-0. La defensa brasileña hacía aguas y el partido presagiaba una goleada de La Roja ante la Canarinha, sobre todo por mejor juego, pero todo era un espejismo, porque Rodrigo Goes se encargaría de poner el 2-1 instantes después.
Al regreso de los vestuarios, con el error tremendo de Unai Simón, que propició el 2-1 rondando la cabeza del once ibérico, aparece Endrick y a la salida de un corner marca el 2-2. Ahora Brasil jugaba mejor. La delantera verdeamarilla creaba problemas por una banda y por otra, y en más de una ocasión hubo pases al espacio que obligaron a esmerarse a la zaga y al portero locales. Al final, otro penalti regalado a España, que de nuevo convirtió Rodri, y uno de Dani Carvajal a Brasil que se apuntó Lucas Paquetá.
Al final hubo algunos cruces de palabras, gestos raros, típicos de un partido duro, que parecía más de un torneo oficial que de un amistoso. El técnico brasileño, al cual le falta la mayor parte de su experimentada zaga, se fue contento y lo mismo dijo De la Fuente, quien aseguró en zona mixta que su equipo había jugador muy bien, en tanto mostró su inconformidad por los pitos al capitán, Alvaro Morata.
El partido demostró, sin embargo, que ambos, si quieren ganar la Eurocopa y la Copa América, tendrá que hilar fino, porque enseñaron fisuras, sobre todo en la parte de atrás de sus formaciones, que los rivales no suelen perdonar. Y también quedó claro que el futuro de ambas selecciones pasa por Lamine Yamal y Endrick, los dos jugadores más destacado del partido, más allá de los goles de Rodri.