Los escándalos en el fútbol no solo son patrimonio de la Liga Italiana o de la Premier. No son solo la Juventus de Turín o el Manchester City los que pueden ser sancionados o ya pagan sus culpas. El FC Barcelona y la Liga Española se suman a esa lista de competiciones y clubes bajo el ojo escrutador de la justicia por haber violado reglas y jugar sucio, algo que se va haciendo normal en el más universal.
Cuando la Cadena Ser reveló que un exvicepresidente del Cuerpo de Árbitros, José María Enríquez Negreira, cobró durante tres años casi un millón y medio de euros por, supuestamente, asesorar a la directiva del equipo catalán, de 2016 a 2018, saltaron las alarmas y comenzaron las conjeturas de todo tipo sobre la posibilidad de una sanción ejemplarizante, que muy bien pudiera no suceder porque la nueva Ley del deporte español advierte que pudo prescribir.
De hecho, el presidente de La Liga, Javier Tebas, admitió ya que es imposible imponer una sanción deportiva al Barça, porque lo delitos muy graves, que pudiera ser el caso del de marras, prescriben a los tres años, tal y como establece el artículo 104.1 de la nueva ley del deporte español. Así que la mancha caerá sobre el fútbol español, pero él culpable, o los culpables, se irán sin sanciones. Aunque otra cosa será lo que dicte la justicia ordinaria.
LOS HECHOS
De 2016 a 2018 el Barcelona pagó 1.4 millones de dólares a Enríquez Negreira, vicepresidente del Cuerpo Técnico Arbitral (CTA) y confesó fan del FC Barcelona. Ese montó lo recibió en tiempos en los que era vicepresidente de la institución arbitral, pero esos pagos no le parecieron claros a Haciendo, que orientó desde el año anterior una inspección a la empresa Dasnil, propiedad de Negreira.
Nada más conocerse la investigación se dispararon las alarmas, y el primero que salió a defenderse fue el otrora presidente del club catalán Josep María Bartomeu, bajo cuyo mandato se le realizaron los pagos al entonces vicepresidente del CTA. Bartomeu no negó los emolumentos, y le echó más leña al fuego al decir que esto no era nuevo para el club y que se hacía desde 2003, cuando el primer mandato de Joan Laporta.
Se hacía y se siguió haciendo, pero curiosamente se le puso punto final cuando el entonces vicepresidente del CTA dejó sus funciones, lo cual despertó muchas más sospechas, aunque el Barça insiste en que solo se trataba de asesoría sobre el cuerpo arbitral y no había nada más detrás del accionar del club, ni ninguna injerencia en el trabajo de los colegiados que tuvieran relación con los resultados de los partidos.
Uno de los árbitros que trabajo por aquel entonces, salió a decir que el hijo de Negreira se encargaba personalmente, e insistía en eso, de llevar a los oficiales actuantes al Camp Noy cuando de partidos importantes se trataba, aunque agregó que nunca a él le propusieron que se hiciera el de la vista gorda en el campo con nada que estuviera relacionado con un partido.
El destape del escándalo cayó como un jarro de agua fría en el club, y el presidente Laporta se mostró sorprendido porque eso saliera a la luz pública ahora, justo cuando mejor está jugando el equipo, que domina con facilidad la Liga, y que tiene que enfrentar al peligroso Manchester United en una serie de ida y vuelta para meterse en octavoos de final de la UEFA Europa League.
¿QUÉ PUEDE PASAR CON EL BARCELONA?
Por el momento no pasará nada. Los hechos prescribieron cómo establece la nueva Ley del deporte español, y solo resta esperar por lo que haga la Fiscalía de Hacienda con su investigación. Sin embargo, el presidente de la Liga, Javier Tebas, admitió que se mantendrá al tanto del todo el proceso para ver las decisiones futuras que se pueden tomar, siempre a partir de lo que salga a flote en la pesquisa.
Lo que sí no lo quita nadie es el manchón sobre el Barcelona, la Liga y el CTA, a pesar de que este último, en un comunicado, intentó hacer ver que no tiene nada que ver, ni tuvo, con todo lo sucedido entre Enríquez Negreira y el Barça, en una situación de deja tantas interrogantes como crea incertidumbre en el resto de los equipos que participaron en esas competiciones.
¿No parece exagerado pagar casi un millón y medio de dólares solo por asesoría arbitral en tres años? ¿No parece ridículo decir que ese monto se pagaba para hacer que los árbitros fueran neutrales, cuando es justo eso lo que debe hacer el cuerpo de oficiales? ¿No parece raro que el Barcelona no recibiera ni un penalti en contra por más de 700 días, justo en el tiempo en el que le pagaba a Negreira?
¿No parece fuera de lugar que Laporta diga que el escándalo sale ahora porque el Barça, después de mucho tiempo empieza a jugar bien? ¿Cuándo quería Laporta que saliera a la luz? En fin, hay muchas interrogantes, algunas de las cuales nunca tendrán respuesta, porque lo más probable es que todo quede engavetado, el Barça se vaya sin castigo y la mancha campee sobre La Liga y los árbitros.
De todas maneras, el Barçagate está apenas en sus inicios. Durante los próximos días aparecerán nuevos hechos, otros alegatos, tal vez pruebas concluyentes, y la gente del fútbol y del deporte en general podrá sacar sus propias conclusiones sobre los hechos y decidir, aunque no haya sanciones, si el equipo catalán jugó limpio o no. Ahora, aunque tenga las bondades de la duda, la gente empieza a dudar.