Novak Djokovic se plantó en otra final de Grand Slam. Lo hizo de nuevo en la hierba de Wimbledon, el mítico torneo de la capital londinense y empieza a tomar distancia de sus perseguidores por ser el jugador más grande de la centenaria historia del tenis para hombres. El ya retirado Roger Federer y el casi jubilado Rafael Nadal ven, desde Basilea y Mallorca, como el serbio abre cada vez un espacio más grande.
Nole se impuso a Jannik Sinner, que solo ofreció un poco de resistencia en el tercer set, en el cual obligó al actual campeón a jugar un tie break. En los dos primeros parciales, de muy buen tenis por cierto, solventó con facilidad la situación, se apunto sus respectivas mangas y dos horas y 47 minutos después del comienzo, recogió sus cosas y se marchó al hotel a descansar y preparar la final.
Con su pase a la final, se convierte en el tercer jugador de más edad en la historia en llegar a esa instancia en All England Club, desde que, en 1968, comenzó la llamada Era Open. Antes lo habían hecho el australiano Ken Rosewall (1974), considerado uno de los grandes de siempre, y el fenómenos suizo Roger Federer (2019), el más grande ganador que tuvo Wimbledon.
UN POCO DE HISTORIA
En 1974, Rosewall, que tenía 39 años y 246 días, porque había nacido el 2 de noviembre de 1934, se plantó en la final ante un muchachito estadounidense de nombre Jimmy Connors, que aún no tenía 22 años. Veinte años antes, en 1954, el australiano había jugado una final en Londres y la había perdido. Su rival fue el checo Jaroslav Drobný (32 años entonces) quien se aprovechó de la juventud de Rosewall para ganarle en cuatro sets.
El australiano que ganó ocho torneos de Grand Slam (cuatro veces en su país, dos en Roland Garros y dos en Estados Unidos) no pudo nunca hacerlo en Wimbledon, donde jugó finales también en 1956 y 1970. Su último título grande fue en Australia, en 1972, pero cuando muchos daban por terminada su carrera, se plantó en la disputa por el título en Wimbledon, pero se tropezó con un Connors demasiado impetuoso.
El americano había sumado su primer grande en enero de ese mismo año en Australia y llegó a All England Club lanzado. Tanto así que apenas dio opciones a su rival, al que dominó con facilidad absoluta, por 6-1, 6-1 y 6-4. Era la segunda corona que levantaba, de las docena que consiguió en total en su carrera y que lo colocan como uno de los mejores del mundo de siempre.
Federer, por su parte, jugó una última final con 37 años y 340 días, pero eso fue casi ayer, en 2019, cuando enfrentó al propio Djokovic, quien iba por su quinto título en la capital inglesa. El partido fue bestial y pudo más el empuje del serbio que la clase, la experiencia y el talento para hierba del suizo. Se jugaron cinco sets y Novak ganó por 7-6(5), 1-6, 7-6(4), 4-6, 13-12(3).
Ese fue el segundo título en línea para Djokovic, quien también se impuso en 2021 y 2022, después del receso de 2020 por la pandemia del coronavirus. Y fue la última final de Grand Slam para Federer, quien ganó por última vez un torneo grande en 2018, cuando dominó en Melbourne Park al imponerse en cinco peleados sets al croata Marin Cilic por 6-2, 6-7(5), 6-3, 3-6, 6-1.
COMO SI FUERA UN JOVENZUELO
El serbio, dueño de un físico tremendo, que ha influido en sus resultados al más alto nivel, ya no tiene la competencia de Federer ni de Rafa Nadal, pero sigue poniendo registros impresionantes y el día que decida abandonar las pistas, habrá dejado unos primados que demorarán años para que alguien los supere, si es que en en alguna oportunidad algún tenista se coloca en condiciones de pasarle por el lado.
Para tener una idea de la potencia de Nole, solo hay que mirar las fechas de nacimiento suya y de Jannik Sinner. El serbio es 14 años y 86 días más viejo que su rival. Algo así como que el italiano, número ocho del ranking de la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) es un mozalbete impetuoso, con una clase tremenda, y el otro un veterano tenista que debe estar pensando más en el retiro. Sin embargo, lo venció con una facilidad pasmosa.
Esa diferencia de edad entre uno y otro contendientes también constituye una nueva marca para una semifinal de Wimbledon, porque nunca antes, en esa instancia, se midieron dos jugadores con edades tan dispares. Y Sinner, que cayó por tercera vez, en tres enfrentamientos ante Djokovic, parece no haber aprendido la lección de 2022, cuando en cuartos de final tuvo dos sets abajo al serbio, pero cedió en los tres restantes.
Esta vez, como le sucede habitualmente en la mayoría de los torneos que juega, Nole tuvo al público en contra. Cuando jugaba contra Nadal, donde fuera, el público se ponía de parte del español. Y lo mismo pasaba con Federer. Ahora, contra cualquier rival, la afición respalda al contrario, pero creo que se trata solo de que el tifo prefiere al más débil y no ve cuándo se acabará la tiranía del balcánico.
Nole jugará la final ante el español Carlos Alcaraz, un jugador de 20 años recién cumplidos, que ya tiene un título de Grand Slam, US Open 2022, en su currículo y que llega como un tiro al partido definitivo, luego de imponerse en tres sets al ruso Daniil Medvedev, número tres del mundo, con un triple 6-3 que pone al ibérico a pelear por segunda vez por el trofeo de un Grand Slam.