Rafael Nadal cayó en la segunda ronda del Abierto de Australia, el primer Gran Slam del año. Solo tres sets (6-4, 6-4 y 7-5) necesitó el estadounidense Mackenzie McDonald para derrotar al último campeón de Melbourne, en un partido del cual se fue con una lesión en la cadera que deja incertidumbre sobre su futuro en el circuito profesional de cara a los próximos torneos.
La derrota le impide a Nadal defender la mayor parte de los dos mil puntos que sumó el año anterior al proclarmarse campeón del Australian Open, en una final épica ante el ruso Daniil Medvédev, una situación que lo hará descender en el ranking y que lo obligará en el futuro a enfrentar a los mejor colocados en cualquier ronda, tal vez no ya por la disputa de un título, como ha sido habitual por años.
Sin embargo, ahora mismo el manacorí debe estar más preocupado por su lesión que por los puntos que pueda perder, sobre todo porque la derrota era previsible luego del mal comienzo de temporada que tuvo, con solos dos triunfos, incluyendo el de su estreno en Melbourne Park como primer cabeza de serie ante el británico Jack Draper con parciales de 7-5, 2-6, 6-4 y 6-1.
¿ESTE ES EL FIN DE LA CARRERA DE NADAL?
Si tengo que responder la pregunta sin rodeos, solo diría que no creo que la derrota en el abierto australiano sea la despedida del tenis de alta competición para el mejor jugador de la historia de España y uno de los tres más grandes del mundo. Pero el alto rendimiento no solo exige una condición física óptima, sino una mente sana para poder sortear muchos obstáculos, entre ellos las lesiones.
Nadal tuvo un buen inicio de año en 2022. Vale recordar que sumó títulos en Australia y Roland Garros, y que luego avanzó hasta las semifinales en Wimbledon, donde una lesión abdominal lo obligó a no presentarse ante el australiano Nick Kyrgios, a la postre perdedor en la final ante el serbio Novak Djokovic, otro de los grandes de siempre y gran rival del ibérico.
Sin embargo, incluso durante ese tiempo, las lesiones lo lastraron. No jugó todo lo que se esperaba sobre arcilla antes de Roland Garros, al extremo de que desembarcó en la capital francesa con un mundo de dudas, que al final superó para imponerse en la final al noruego Casper Ruud, en un partido muy fácil para él, como sucede siempre que está en forma óptima y sus rivales son menores.
Luego de Wimbledon se tuvo que tomar otro receso largo y solo volvió a escena a mediados de noviembre, para disputar la Copa Master, celebrada en el Pala Alpitour de la ciudad italiana de Turín, en la cual volvió a imponerse a Ruud, pero cayó ante el estadounidense Taylor Fritz y el canadiense Félix Auger-Aliassime, lo cual lo privó de pasar a la ronda de semifinales.
Sin embargo, inició la temporada de 2023. Cierto que jugó los torneos previos a Melbourne y no ganó, pero no parecía tener problema físico alguno, más allá de los de siempre en una rodilla o en un pie, los cuales tienen en ascuas al mundo del tenis, porque espera en cualquier momento el final de su carrera. Aunque de Nadal se puede esperar cualquier cosa, menos que se rinda.
¿QUÉ PASARÁ EN EL FUTURO?
Nadie sabe qué puede pasar con la carrera de Nadal. La lesión de cadera es algo normal en el tenis y en el deporte en general. Lo más seguro es que pase unos días de rehabilitación para superar las molestias y que reaparezca en cualquier momento para jugar algunos torneos en arcilla y estar listo para su lid fetiche, la de Roland Garros, que este año se juega del 28 de mayo al 11 de junio, con lo cual quiero decir que aún tiene tiempo suficiente para ponerse en forma.
Eso sí, el ganador de 22 Grand Slam tiene 36 años y en menos de seis meses, justo cuando se esté jugando el Abierto de Francia, cumplirá 37, lo cual quiere decir que en cualquier momento llega el final de su portentosa carrera. Y ese adiós puede ser motivado, porque si algo no se me ocurre pensar es en ver a Nadal arrastrándose por una cancha en busca de un título más, a merced de unos rivales a los que en otros tiempos sometía con relativa facilidad.
Sin embargo, yo creo que estará en Roland Garros. Apuesto a que llegará en forma, cuidado, con el mejor tono físico posible, y tendrá opciones para pelear por el título con cualquier otro jugador del circuito. En dependencia de lo que ocurra en París, estoy seguro de que el 13 veces campeón de la lid gala tomará sus determinaciones. Si le va bien, seguirá, probará estar un año más, pero si le va mal, y encima tampoco logra estar bien para Wimbledon, el adiós puede estar cerca.
Pero -y siempre hay peros con Rafa- él es un ganador, una bestia de la competición, de esos que nunca se dan por vencido y uno nunca sabe qué puede pasar. Nadie lo puede subestimar, porque cuando parece que está vencido, que no puede más, que las fuerzas lo abandonaron, resurge como el Ave Fénix y vuelve, y a veces hasta gana. Y en los últimos torneos que ha jugado se pueden buscar ejemplos.
Si dice adiós, será porque ya no pueda más, porque el cuerpo y la cabeza le dicen que no hace nada en el circuito, que las opciones de ganar otro grande son mínimas, y que llegó la hora de decir adiós y dedicarse a otras cosas. Hasta entonces, yo al menos seguiré creyendo en su potencial, en su garra y su talento, y apostaré por él. A un campeón no se le puede subestimar y no seré yo quien cometa ese error.