Casemiro ya hizo historia. Su nombre anda por ahí entre los grandes del fútbol. Tal vez, para darle el toque final a su prodigiosa carrera, le haría falta un título mundial, pero tal vez no llegue a disputar la Copa Mundial de México, Canadá, y Estados Unidos en 2026. Ha ganado varias veces la Liga Española y tiene cinco Uefa Champions League en su palmarés, algo de lo que pocos pueden hablar.
El centrocampista brasileño acaba de cumplir 32 años y viene de un partido para olvidar con el Manchester United, el club al que se fue hace un par de temporadas con el objetivo de probar suerte en otros torneos, conocer otro fútbol y vivir en un país de habla inglesa, para que sus hijos pequeños aprendieran el idioma de oído, como confesó recientemente.
Defensivamente, Casemiro es una roca. Fue el jugador que estabilizó al Brasil de las tres Champions en línea a las órdenes de Zinedine Zidane, y el complemento perfecto para que Luka modric y Tony Kroos pudieran hacer de las suyas. Tal vez nunca tuvo el equipo blanco tres centrocampistas tan bien compenetrados y con tanta clase para la labor como estos tres, cada uno en su parcela por supuesto.
CASEMIRO ES INTELIGENTE
El volante brasileño pudiera estar en el Real Madrid aún, pero él supo siempre, cuando decidió irse, que el reparto de minutos iba a estar duro. Su última temporada coincidió con Eduardo Camavinga, que había acabado de llegar, y para colmo, antes de empezar la siguiente, el Madrid le trajo más competencia, Aureliem Tchouaméni. Tenía 30 años, recibió una gran oferta y se marchó.
Era una decisión dura y arriesgada, porque iba a dejar el club que lo catapultó a la fama, el que lo hizo cinco veces campeón de Europa, para marcharse al Manchester United, a un equipo con problemas, y a un torneo desconocido, pero en la vida hay que correr riesgos, y el brasileño actuó con limpieza: se lo comunicó a la directiva y se fue a por un mejor salario y dejó dinero, mucho dinero, en las arcas del Real Madrid.
Insistimos en que aún pudiera estar en el club, pero nada le garantizaba la titularidad. Es más, la presencia de los dos franceses mencionados con antelación lo iban a marginar, casi seguramente, al banquillo, y un jugador de apenas 30 o 31 años que, además, ha tocado la gloria, no iba a sentirse bien sin aportar en el campo. Su decisión fue importante para todos, y al final, abandonó Madrid por todo lo alto.
Casemiro, como él mismo ha contado en alguna ocasión, ha tenido que tomar decisiones sobre la marcha y le han salido bien. Una vez, cuando en Sao Paulo, se preparaba para entrar a una escuela de fútbol, se anotó entre los delanteros para el examen de rigor y como vio que había muchos pretendientes, cambió sobre la marcha y dijo que él había ido como centrocampista y no como delantero.
Ahora, en un Manchester United que hace aguas por todas partes, el brasileño va a tener que tomar alguna decisión drástica y buscar otro destino. El equipo no le gana a nadie, está a años luz de Liverpool, Arsenal y Manchester City, y los fallos del partido de la víspera terminaron por poner los ojos de la prensa y la afición sobre él. Llegó la hora, creo, de pensar en otro destino.
UNA CARRERA GLORIOSA, Y LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO DESTINO
Casemiro ganó a Champions de 2014 en la primera etapa de Carlo Ancelotti al frente del Real Madrid. Cierto que no fue titular, pero su aporte en momentos cruciales de las eliminatorias le dio un protagonismo inesperado, y al año siguiente, para que terminara su formación, el Real Madrid lo mandó al Oporto, donde estuvo a las órdenes de Julien Lopetegui, quien siempre fue un gran valedor suyo.
Su entorno creyó que el Madrid había hecho mal, porque entendían que el brasileño estaba para titular en el equipo, pero le vino bien su escapada a la Liga Portuguesa. Estuvo un año por allá, al Madrid no le fue bien y cesó a Carletto para darle el timón a Rafa Benítez, quien solo estuvo unos meses y permitió que llegara Zidane, con quien Casemiro tuvo problemas al principio para ser titular, pero una vez asentado, no la perdió más.
Tres veces alzó la Champions con Zizou y cuando aquel Madrid glorioso se desintegró a medias por la marcha del técnico y de su principal figura, Cristiano Ronaldo, el brasileño siguió dando su mejor fútbol al Madrid. Vio llegar e irse a Santiago Solari, a Julen Lopetegui y la vuelta de Zidane y su juego y acople con Kroos y Modrid fue siempre digno de destacar.
Por último, en la temporada 2021-2022, otra vez con Ancelotti en el puesto de mando, alzó la decimocuarta Copa de Europa del Real Madrid y la quinta persona. Se colocó en ese grupo minúsculo, casi todo del Real Madrid, de elegidos con cinco trofeos continentales, todos por detrás de Paco Gento, el único con seis. Y entonces, en una jugada maestra, se marchó.
Fue a por más dinero, dejó muchos millones en el club por el pago de su traspaso, se aseguró tener las puertas abiertas por si alguna vez quería volver en otra función que no fuera la de jugador, y ahora, si actúa con inteligencia, lo mejor que podría hacer sería buscarse un nuevo destino. Casemiro ha sido siempre muy inteligente y nadie duda de que tomará la mejor determinación posible.