El mundo del fútbol sigue pendiente del futuro de Kylian Mbappé. En medio mundo quieren verlo con la camiseta impoluta del Real Madrid, y en la otra mitad prefieren que se mantenga en el Paris Saint-Germain. El francés ha sido el deseo de la presidencia del equipo blanco durante un lustro, pero hasta el momento no se ha producido su desembarco en el Santiago Bernabeu y aunque todo indica que hay opciones para el próximo verano, hay dudas.
Mbappé termina contrato con el PSG a finales de la presente temporada, porque él mismo le comunicó a la directiva del equipo del Parque de los Príncipes que no haría efectiva la opción de seguir hasta 2025. Por esa razón, la de quedar libre en junio, puede negociar con el equipo que se le antoje desde el 1 de enero próximo. Sería entonces la oportunidad del Real Madrid de alcanzar un acuerdo con eld elantero.
Sin embargo, el desembarcó de Mbappé en el Santiago Bernabeu para vestir la camiseta del equipo que siguió toda su vida, no parece muy clara, por más que Florentino Pérez dejó claro hace más de seis meses que lo ficharía, pero solo para la temporada de 2024-2025. Hay otras cosas a tomar en cuenta, que analizaremos acá para ver si es factible o no pagar un dineral por un jugador al que la afición ha empezado mirar mal.
PUNTOS A FAVOR
A favor de la llegada del capitán de la selección francesa hay muchos puntos y muchas personas con influencia en el Real Madrid, entre ellos su presidente y también su mano derecha, José Ángel Sanchez, porque ambos, lo mismo que el entrenador de turno, saben que sería el retoque definitivo a una plantilla poderosa, que le aportaría esa cantidad de goles necesarios para ser grandes aspirantes a ganar La Liga y la UEFA Champions League.
Mbappé anotaría más goles que cualquier otro jugador del equipo, atemorizaría a las defensa rivales, crearía espacios para los otros que formen la línea de ataque y condicionaría el juego del rival, que tendría miedo de volcarse a la ofensiva por temor a un contragolpe con Vinicius, Rodrigo y Mbappé como ejecutores, para poner un ejemplo. Sería el galo como el alma de destrucción que cualquier técnico pediría para redondear su equipo.
Tiene más cosas a su favor: su juventud (no cumple 25 años hasta este mes), su necesidad de protagonismo, su ambición desmedida, su deseo de marcar siempre, incluso la necesidad de ganar un Balón de Oro y una UEFA Champions League, las asignaturas pendientes de una carrera que ya ha adornado con títulos en Francia y con dos finales de Copa del Mundo, una de ellas ganada, en Rusia 2018.
Por otra parte, es un profesional en toda la extensión de la palabra. Un chico que se prepara bien, que siempre mantiene un estado físico impecable, que se involucra en todas las competiciones con toda la entereza del mundo y que llenaría el Santiago Bernabeu para su presentación, a pesar de que algunos digan ahora que prefieren que se quede en París, al servicio de un PSG que lo ha llenado de millones para conseguir el sueño Champions.
Todos esos argumentos y aquello de que el mejor jugador del mundo tiene que jugar en el Real Madrid, son elementos de mucho peso para ir a por él, para negociar su llegada a la capital española y convertirlo en el estandarte del equipo, pero, por otra parte, el Bernabeu tiene ídolos, grandes jugadores, jóvenes, talentosos y prometedores, y a muchos se les antoja que el arribo de Mbappé va a significar la salida de alguno de sus ídolos.
BELLINGHAM Y LA LLEGADA DE ENDRICK
Florentino Pérez sabía que Jude Bellingham era un gran jugador, con una proyección enorme, pero no imaginó hasta dónde podía llegar su ascendencia en el juego del equipo y en el banquillo. Es un crack, con un liderazgo natural increíble, al que adoran los superiores, sus propios compañeros y hasta los contrarios. Y si el equipo ficha a Mabppé, nadie sabe qué efecto puede tener en el desarrollo de la carrera del inglés.
El Madrid incorporará en el próximo verano a la gran perla del fútbol brasileño, a una especie de Romario 2.0, un chico llamado Endrick, con un físico y una técnica espectaculares, de esos que salen a la cancha con el arco contrario entre ceja y ceja y que no hay piernas rivales que lo derriben. Para algunos, el aún jugador del Palmeiras es solo un proyecto a largo plazo, pero parece más una realidad inmediata, por la forma en que se desenvuelve en el campo.
Si llega Mbappé, Endrick lo tendría más complicado. No tendría los minutos que quisiera darle el entrenador. Y no sería nada fácil buscarle acomodo para que desarrolle su fútbol espectacular, todo eso sin contar que sería muy probable que uno de los cracks actuales del equipo, Vinicius Junior o Rodrigo Goes, tenga que abandonar la plantilla. Ese no será un problema, porque compradores habrá y no serán pocos los que venderán con la billetera llena, pero...
Vinicius es un ídolo del madridismo. Ha sido el jugador desequilibrante de los últimos años, el de las remontadas ante el Liverpool, el acompañante perfecto para Benzema en la Champions de las remontadas, y el autor del gol de la final de París, en la decimocuarta, y a jugadores así, además de ser muy joven, no se les abre la puerta. Y con Rodrigo pasa otro tanto: la afición y también Florentino, le tienen mucha fe.
¿Puede el Real Madrid tenerlos a todos en nómina? Poder puede, pero tal vez no sería funcional, porque se desperdiciaría el talento de alguno y tal vez más de uno no estaría contento. Por el momento, en la llamada Casa Blanca están ilusionados con Bellingham, adoran a Vinicius y Rodrigo y están ansiosos porque llegue Endrick. Si llega Mbappé, tendrá que ganarse el favor del madridismo, pero eso puede que no sea difícil para el galo. Al menos eso creo yo.