Como en diversas entradas de este blog lo hemos comentado, el equipo Cruz Azul es uno de los de mayor tradición en México, y aunque la sequía que los aquejó por 23 años los hizo blanco de burlas dentro de la Liga MX, su historia pesa bastante dentro del fútbol mexicano.
Y es que hasta este 2024, el equipo ha contado con 4 presidentes. Uno de ellos, Guillermo Álvarez Cuevas, ha sido uno de los más entrañables. Y es por ello que recibimos una carta escrita por un aficionado a Cruz Azul (quien prefirió no dar su nombre), donde expresa su sentir por este personaje.
CARTA A DON GUILLERMO ÁLVAREZ MACÍAS:
A varias décadas de su partida, don Guillermo Álvarez Macías, quiero compartir estas palabras que nacen de una aficionada al equipo que usted, con su gran visión empresaria y humana, llevó a la grandeza. Pero no sólo se trata de un equipo, sino como bien lo apuntó, se refiere a una forma de vida: Cruz Azul.
¿Cómo puede una chica de esta generación sentir admiración por alguien a quien no conoció? Se puede sentir simpatía por los personajes de la historia (yo simpatizo mucho con don Porfirio Díaz, por ser un buen estratega militar), pero admirar es un paso más allá, y eso es lo que siento, un más allá por el hombre que le dio sentido a mi más grande amor, llamado Cruz Azul.
Gracias a los medios electrónicos y a la proliferación del Internet, se abrió la facilidad para una mujer de investigar más sobre el equipo de sus amores, y sobre la Cooperativa Cruz Azul que lo respalda. En la página “antigua” de la Cooperativa, encontré la biografía de usted, y con gran entusiasmo aún recuerdo que relataban, de forma breve, cómo fue que su señor padre, don José Álvarez, dejó el estado de Guanajuato para emigrar al Valle del Mezquital.
Pero ahora dejando a un lado la historia, la cual me parece sumamente importante, hoy, en pleno 2024, quiero decirle donde quiera que se encuentre que lo que usted sembró sigue más vivo que nunca, una institución que es querida por miles de mexicanos, y déjeme le cuento que uno de los pilares más importantes de lo que usted dejó es LA AFICIÓN.
Adentrándonos más en este ámbito, le cuento que en los años que siguieron a su muerte, la afición cementera fue creciendo en grandes cantidades, al grado de que ya hubo quién escaló el Everest para colocar una bandera del equipo; los que eran niños en su época, ya llevan a sus hijos al Estadio Azul, heredando el gusto por Cruz Azul. Pero ahí le va otro dato: cada vez hay más mujeres aficionadas a La Máquina, por lo cual hasta se han tenido que sacar playeras especiales para la mujer cementera.
Tal vez, deportivamente hablando, no nos ha ido tan bien, pero eso sí, no tenga duda de que las nuevas generaciones de aficionados estamos al pie del cañón apoyando a nuestro Cruz Azul, y que jamás dejaremos esta pasión que nos une.
Usted está en mi lista de personas que hubiera querido conocer. No sé que haya en otra vida, pero ojalá alguna vez podamos toparnos y aprender de usted. Hombres con la humildad que usted tenía pero con ese don de emprendedor son los que hacen que nuestro país cambie, sea diferente.
Donde se encuentre, le expresó el sentir que como aficionado desde hace 20 años siento, y deseo su eterno descanso junto a su esposa Carmen. Mientras tanto, quienes aún seguimos aquí, estaremos defendiendo a nuestro querido equipo Cruz Azul, aguantando lo bueno y lo malo, y sembrando cada día más nuestro amor.
Como cada año, es un placer recordar al hombre que le dio estructura a Cruz Azul, y en esta ocasión me tomé el atrevimiento de dedicarle esta carta que envuelve, entre líneas, el amor y la pasión de toda la afición azul.
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